domingo, 18 de abril de 2010

comentao en facebook -> AVEs de rapiña

La Alta Velocidad está cuestionada en su dimensión ecológica. Por varios motivos: 1) ineficiencia energética: la física de la escuela nos enseña que para duplicar la velocidad hay que invertir cuatro veces más energía (Ec=0.5 m v^2); 2) fractura del territorio: necesita trazados tan rectos y llanos que no puede adaptarse a el territorio, y lo rompe literalmente; 3) intensidad de capital: es caro en construirlo y en mantenerlo, lo que beneficia a las grandes constructoras y a l@s viajer@s ric@s, a costa de l@s demás. Por todo ello, el AVE es enemigo del tren convencional, y le lleva décadas succionando los recursos públicos. Un faraonismo más.
(...)
No está en mi ánimo volver a manifestarme de forma insufrible, pero encuentro estos debates muy sugerentes. Ignacio, mencionas las Evaluaciones de Impacto Ambiental, y Ana, cuentas que proyectásteis el AVE Madrid-Málaga. ¿Cómo véis a toro pasado lo ocurrido en el Valle de Abdalajis?

Por otro lado, comentarte Ignacio, que la rentabilidad del tren convencional ha de computarse en igualdad de condiciones al compararse con la de los otros modos de transporte (vehículo privado-coche, aviones, ...). En el caso de los coches, el estado paga la inversión (costosísima) de la red viaria, y esos costes no son imputados directamente al pensar en si me es ventajoso o no usar un coche. Suelen calcularse como costes los de la gasolina, y más raramente se imputa la compra del coche, su mantenimiento... Sin embargo cuando se postula la no-rentabilidad del tren convencional se le aplica un criterio diferente, se le imputan los costes de la construcción y el mantenimiento de la infraestructura...

Te escribo desde Austria, y esto es una gozada. Hay trenes a todas horas con frecuencias cortas y a todas partes. Trenes convencionales. ¿Por qué Andalucía no puede ser igual?

Si se realizaran verdaderas Evaluaciones de Impacto Ambiental, solventes técnicamente y con la obligación de estudiar las alternativas cero (no hacerlo) y "menos uno" (desandar lo andado), se daría trabajo a una multitud de titulad@s en paro o infrautilizad@s. Y la obra pública sería ejecutada sólo tras un buen o muy buen diseño, necesariamente tras la coparticipación en él.

Lo que más bien parece ahora es que la gran tajada se saca y se requetesaca haciendo mal los proyectos y volviendo entonces a tenerlos que hacer. (Por ejemplo, el Martín Carpena y sus "bragas", pero también la Plaza de la Marina ...).

En fin, que no es tan fácil como acogerse a "sagrado", la Evaluación de Impacto Ambiental es, como decíamos de niñ@s "chispita"

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