El frío industrial consigue que camiones de cuerpos de animales muertos en el periodo de decenas de horas transiten desde granjas a matadero, a básculas, eviscerado y asado. De ahí a la olla o al plato dando a veces la oportunidad a no tener que cocinar a quienes muchas veces tenían dedicación plena a la casa.
La ciudad va viendo como llegan suecas, músicas, franquicias, leyes y ferias. La provincia sigue bajando a la capital a hacer papeles, al hospital, a comprar algo. Traen algo, se llevan algo. Y también se va y se viene. Se reusan hueveras y bolsas. Cajas y envases. Se recicla.
En cada momento hay alguien ahí. Durante cincuenta años ya. Las personas que aportan su fuerza de trabajo son asalariadas, tienen vacaciones, se jubilan. Y de mientras se hacen cenas. Cenas de empresa, de cuando en cuando. Esta noche hay una. Gracias por todo.
(leído por el 50 aniversario de Pollos San Juan Malaga)
Foto: Pilar Espada
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